martes, 27 de julio de 2010

¡HASTA PRONTO CAPITANES!



En cuestión de 48 horas el madridismo ha perdido a dos de sus estandartes contemporáneos más importantes. Desde hace quince años, hemos vivido saboreando las delicias en los pases medidos del “14” y la picardía en el área del “7”.

Emotivas han sido las despedidas de ambos, aunque más la de Raúl, celebrada en el palco de honor del Estadio Santiago Bernabéu ante la atenta mirada del presidente del club D. Florentino Pérez y del hombre que le dio la oportunidad de debutar con el primer equipo con tan solo 17 años, Jorge Valdano.

Distintos han sido los motivos de sus marchas: el Gran Capitán, ha decidido poner fin a su carrera como futbolista en el club de sus amores y aunque José Mourinho contaba con sus servicios, la exigencia que requiere formar parte de esta plantilla o quizás la persecución a la que ha sido sometido por minoritarios pero ruidosos sectores de la afición y de la prensa, han hecho que Don Raúl González Blanco decida poner rumbo a Alemania para dar sus últimos años como jugador de campo, antes de embarcarse en su nueva etapa, quien sabe (ojalá así sea) como entrenador o como futuro presidente de nuestro club.

Lo que está claro es que marchándose Raúl, el fútbol español y en especial el Real Madrid, quedan huérfanos del señorío que siempre ha caracterizado al “7” blanco, posiblemente el jugador que mejor ha sabido demostrar el Fair Play dentro y fuera de los terrenos de juego, un ejemplo para los chicos de “La Fábrica”, que siempre verán en Raúl al mejor jugador español de todos los tiempos, pues el palmarés de nuestro capitán supera con creces al de muchos equipos. Tan sólo caben resañar los 6 Campeonatos de Liga, las 3 Copas de Europa, las 2 Copas Intercontinentales, 1 Supercopa de Europa o las 4 Supercopas de España, además de ser el máximo goleador de la Liga en activo, el máximo goleador de la Copa de Europa y el máximo goleador de la Selección Española, para darse cuenta de que estamos hablando de un jugador cuyas estadísiticas serán difíciles de superar.

Toda una leyenda que jugó su último partido (y marcó su último gol) con la elástica merengue precisamente en el mismo escenario en que se la enfundó por primera vez, la Romareda, que sin quererlo se ha convertido en parte de la historia de este eterno emblema para el madridismo.

En cambio, la marcha de Guti ha sido muy distinta, casi sin hacer ruido y sin la presencia de los altos cargos del club en su despedida, el “14” ha puesto fin a su etapa como blanco, prácticamente por decisión propia, ya que en el último partido de Liga de la pasada campaña jugado en el Bernabéu ante el Athletic de Bilbao, el de Torrejón se despidió de su afición como si del último partido allí se tratase. Después del final de Liga y con la llegada de Mourinho al banquillo, el “14” amagó con volver, acto que no gusto al técnico portugués, que le negó la vuelta, dándolo por perdido para la presente campaña.
Por todos es sabido la doble personalidad de Guti, tanto para lo bueno como para lo malo: es radical. Capaz de dar pases imposibles y abrir huecos donde no los hay, y también de borrarse de los partidos o liarla en los entrenamientos. Entre la afición queda la sensación de que este mago del balón no ha llegado más alto en su carrera deportiva por su forma de ser y su irregularidad en los terrenos de juego. Siempre se ha caracterizado por no contar para ningún entrenador y al final acabar siendo decisivo, y es que su carácter le ha jugado una mala pasada, por ello pone rumbo a ligas más exóticas en las que poder continuar agrandando su palmarés como futbolista, y evitar ser observado por la prensa basura que tanto le ha perjudicado.

Ambos se marchan antes de que la nueva etapa de José Mourinho dé comienzo en el club de sus amores, club que sin duda les recibirá con los brazos abiertos, pues han sido el emblema de muchas generaciones y siempre tendremos en la retina esos goles imposibles o esos pases milimétricos que tantos triunfos y alegrías han dado al Real Madrid CF.

El madridismo queda huérfano con la marcha de estos dos emblemas del club de Chamartín, dos de los canteranos que más lejos han llegado y que dejan su lugar a nuevas generaciones que vienen pisando fuerte, la capitanía recaerá ahora en los brazos del hombre que levantó la Copa Mundial con España. Iker Casillas, quien sabe, si será él, el encargado de levantar la Décima Copa de Europa para el Real Madrid.

Pase lo que pase, deseamos toda la suerte del mundo a nuestros capitanes y esperamos con ansia el retorno de ambos dentro de unos años para seguir haciendo grande al Real desde otros ámbitos profesionales relacionados con el fútbol.

Gracias Raúl, Gracias Guti. ¡Hala Madrid!

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