lunes, 12 de abril de 2010


Otro año más el Real Madrid parece (y digo parece) haber echado anticipadamente el cierre a una temporada que únicamente pasará a la historia por el desmesurado e inútil –al menos en lo deportivo- desembolso estival en fichajes que poco han mejorado lo que había.
Las victorias ante equipos de segunda fila (entre los que se incluyen todos los de la Liga española excepto el FCB) han sido un espejismo que falseaba la realidad, una realidad tan dura como cierta y que algunos hemos tardado en reconocer: el Real Madrid ha dejado de estar al nivel de los más grandes. La derrota del pasado sábado, ante un rival que no quiso hacer leña de un equipo que era la viva imagen de la impotencia, fue el negro broche a una temporada aciaga para los nuestros. Aunque aún es muy posible la Liga, el ánimo del madridismo y sus jugadores es el de pensar en la próxima temporada. De nuevo comienzan las quinielas en cuánto a bajas, altas, entrenadores…y con ello, la imagen de nuestro Club sigue mermando, padeciendo las torpezas de sus dirigentes y la indecencia de todo el circo mediático que le rodea. Sólo los madridistas de la calle, los peñistas y aficionados en general (y ojo, no todos) conservan el espíritu de D. Santiago Bernabéu.
Nada queda ya de la “excelencia” que el pasado verano se nos prometió alcanzar. Es más, la temporada ha seguido la misma línea de la era Calderón, sólo que con mucho más gasto económico y puede que sin un solo título en Mayo. La segunda etapa de Florentino no ha empezado como él esperaba y su proyecto queda herido de muerte. Valdano ha perdido todo el crédito con los triunfos en Europa de Sneijder y Robben y con los fracasos de Káká o Benzema, que se nos vendieron como estrellas mundiales y no han demostrado absolutamente nada. Para colmo de males, la cantera no tiene sitio en el primer equipo y parece que los actuales dirigentes no piensan rectificar su política de contratar mercenarios del balón. En el pasado quedaron generaciones gloriosas como la Quinta del Buitre, que nos regalaron fútbol de verdad a un precio ridículo en comparación con las cláusulas y nóminas que el Real malgasta en la actualidad.
En definitiva, se incurre en los mismos errores año tras año. Nada parece importar la dignidad deportiva (por ejemplo el trato que dieron a Juande Ramos o a los holandeses que hoy triunfan en Munich y Milán) ni cargar con el dudoso honor de haber hecho del Real Madrid el club más odiado y ridiculizado (Alcorcón, Lyon…) de España, cosa que no era así en épocas no muy lejanas.
Lo lamentable es que esta situación no cambiará hasta que no se escuche al socio y aficionado, y hasta que no se diseñe un proyecto basado en una cantera sólida, comprometida y de garantías. Hoy por hoy, ambas premisas son bastante utópicas.

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