Corría el 10 de Marzo de 2010 y quien ésto escribe intentaba -sin éxito- conciliar el sueño mientras los culés lucentinos rompían el silencio de la noche con el cláxon de sus coches. Mientras, en la Ciudad Condal la gente tomó canaletas con cohetes y gritos de odio hacia el mejor club del S.XX; todo porque un equipo francés había superado la eliminatoria de octavos. Desde ese día he esperado lo de anoche. Cuando el árbitro señaló el final del partido se desató la locura en la sede de nuestra Peña, donde nos habíamos reunido,como casi todas las semanas,los miembros de la Junta Directiva. El sufrimiento del final fue mucho, si bien el FCB no hizo méritos en ningún momento para ni siquiera ganar a un equipo que jugó con diez durante sesenta minutos. De hecho, el solitario gol de Piqué fue precedido de un claro fuera de juego (como el de Milito y por el que ellos se rasgaron las vestiduras).
El antifútbol: así denominan los malos perdedores al estilo de juego de todo el que les planta cara. El equipo de Mourinho no es el primero que recibe este calificativo. Sin embargo anoche se hizo justicia y pasó el mejor. Algunos empiezan a entender que no basta con marear la bola de banda a banda y dársela a Messi para que éste resuelva. El fútbol es mucho más.
En definitiva: NO VAN AL BERNABEU. Llevan desde nuestra eliminación frivolizando con la posibilidad -más bien fantasmada- de celebrar la cuarta (ojito) en la Cibeles. Como bien apunta nuestro amigo Roncero, los símbolos hay que respetarlos, y por intentar -nunca lo conseguirán- herir al madridismo con su prepotencia les está bien empleada la eliminación.
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