jueves, 2 de diciembre de 2010

El antimadridismo crea tendencia.


Debemos de reconocer que el antimadridismo es fruto de la envidia, y que siempre ha estado presente en nuestras vidas, pues no cabe duda que el conjunto merengue es, ha sido y será el mejor equipo de España y por que no decirlo del mundo. Pero últimamente, hay una ola antimadridista a la que todo el mundo se suma y en la que todo el mundo quiere dejar constancia. Toda noticia que se refiere al Real Madrid, se ve salpicada con comentarios de personajes del mundo del futbol, los cuales suman ya una enorme lista, encabezada por ejemplo por Preciado, Wenger, Pandiani, Guardiola, y un largo etcétera, que no hacen más que avivar la llama interior de los madridistas, para unirnos aún más para defender nuestros colores y animar a nuestro equipo.

Si CR7, hace una pirueta, es un chulo que solo quiere humillar al rival y reírse de su afición. En cambió si la pirueta la hace por ejemplo Messi, ese tío es el puto amo, es un dios terrenal y tan solo quiere dar espectáculo. Que Mourinho dice que vamos a ir a ganar al campo de nuestro máximo rival: es un paranoico prepotente, que está incentivando a la violencia por que provoca a las masas. Pero que pasa si lo dice Guardiola: Es un técnico con las ideas claras, que sabe perfectamente a lo que juega y por eso su equipo es lo que es.

Tan solo son dos ejemplos de los muchos que podríamos citar, a partir de ahora, debemos ser cautos, y en lugar de decir que vamos a jugar el partido para ganar, los madridistas debemos de decir que vamos a jugar el partido para intentar no perder, para así no ofender a nadie y que todo el mundo se lleve bien.

Sin duda, es muy fácil hacer leña del árbol caído, y reírse de un club y de una afición legendaria, que siempre ha demostrado estar al pie del cañón, y no bajar los brazos ante la adversidad. Estos mismos que hoy alzan la voz, pedirán clemencia el día que nuestro equipo de con la tecla acertada y haga un equipo campeón, que sin duda no tardara en conseguirlo. Y serán los mismos que nos den la palmadita en la espalda con la sonrisa falsa.

Menos mal que con jugadores como Sergio Ramos, podemos estar tranquilos de que en ese vestuario se siente la camiseta y que sin duda, serán los mismos que restauraran el dolor y la decepción de lo ocurrido en el clásico.

Ahora más que nunca, ¡HALA MADRID!

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